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domingo, 13 de abril de 2025

PARAÍSO, por Tácito

Del primer cielo son el ornamento, y gozan más o menos dulce vida según siente allí el eterno alimento”. La Divina Comedia


Desperté de buen humor cosa rara en mí. Me higienicé pido y caminé por el largo pasillo que conectaba al comedor, para mi sorpresa el desayuno estaba preparado: un café con leche con tostadas y mermelada, medialunas y jugo de naranja. Me senté con detenimiento y leí el diario, todo eso me pareció misterioso. Mi señora dejó una jarra sobre la mesa y se sentó enfrente. Esperaba esas charlas donde hay que hablar temas delicados, pero nada de eso pa.
¿La nena duerme? -pregunté para romper el silencio.
La llevé a la escuela y me volví rápido. Quería dejarte preparado el desayuno para tus vacaciones.
Una breve sonrisa acompañó mi rostro, pensé que dea trabajar. Ella estiró el control remoto y se quedó leyendo unos apuntes en silencio. Pude ver las noticias y, a la vez, leer la parte cultural, cuando terminé sentí que había descansado la mente. De repente, mi señora no estaba como si se hubiese desvanecido de golpe: enseguida apareció vestida con un sensual camisón y fuimos para la habitación. La verdad que hacía años que no estábamos así, parecíamos unos jóvenes que recién se habían puesto de novios. Esbocé una leve sonrisa abrazado a la suavidad de su piel desnuda. El tiempo se aceleró de golpe y era hora de un almuerzo tardío; hacía mucho tiempo que no converbamos. Después la hora de ir a buscar a los chicos, estaba de tan buehumor que caminé varias cuadras. Ellos salieron rápido y nos fuimos a tomar algo al local de moda; ellos fueron directo a los juegos mientras tran los pedidos y tuve tiempo para leer. Se portaron bien, no me podía quejar y terminé un libro después de mucho tiempo.
A la noche prendí fuego, la temperatura estaba a punto e hice un pedazo de carne en la parrilla; en un momento, algunas partes de la casa se me borraron y volvieron a aparecer, no entendí lo que pasó. Debía tener cansada la vista. No saa si estaba despierto o dormido. Volví en mí, la carne estaba casi lista y tomé un trago cargado, era la hora de la cena y todo volvió a la normalidad como la simpleza de la rutina.
La semana pasó lentamente y, la verdad, que todo fue de maravilla, demasiado bien. No estaba acostumbrado a que todo transcurriera de esa manera. El domingo a la tarde me sentí vacío, como si todo fuese un espejo que devolviera otra realidad y decidí dar una vuelta por el centro. Era casi el atardecer y sentí una nostalgia difícil de describir; como si la muerte me abrazara cálidamente. Caminé un rato por la calle principal mientras la penumbra de la noche despertaba una chispa en mi interior. Me detuve en un local que no conocía, tenía varias luces tenues y un tipo robusto en la puerta me intimidó.
¿Puedo pasar? pregunté con timidez.
Me abrieron una cadena y pasé por un pasillo oscuro. Era un lugar de baile y diversión; sentí que debía volver a casa y a la vez seguir. Me senté al lado de la pista, rodeados de esas mesas, pedí un trago fuerte y disfruté del espectáculo. Era la primera vez en el mes que me sena diferente. To varios tragos y vi pasar hermosas mujeres. La última chica al pasar me lanzó una mirada cercancomo si me conociera de aln lugar y regresé a casa. Algunas escapadas nos sirven para huir de nuestros propios demonios.
Lo que siguió fue una semana mejor que la primera. Mi señora estuvo fogosa, comimos delicioso, disfrutamos los días y la familia se portó de maravilla. Eran como esa serie de chico, los años maravillosos, pero en semanas. Haa cierta analogía entre la comida y el sexo, no lo había visto antes como si fuese un alimento para el alma. El domingo regresé a ese local lúgubre y quedé hipnotizado con una morocha de ojos verdes, creo que era la chica de la otra vez. Le pedí un baile privado y me quedé hablando con ella hasta pasada la medianoche. Regresé tarde, con olor a alcohol y dormí en el sillón, nadie de la familia me dijo nada y eso me sorprendió; por un momento miré la cruz de la sala y tuve ganas de llorar.
El mes transcurrió en forma casi idéntica. Buenos despertares, lindos días, libros para leer, caminatas, meriendas, cenas lidas y tiempo con la familia. El sábado al mediodía se me hizo tarde para volver del centro y en un momento, un auto pasó en rojo y tuve que frenar de golpe. Me hice mal el hombro y volvieron a aparecer esas igenes de fondo discontinuado como si puntos crepusculares revolotearan a su alrededor. Me dormí una siesta que me pareció eterna, desperté el domingo para una merienda. Agarré el auto y al atardecer regresé a ese lugar desesperado. No podía tolerar esa sensación que me envola, esa adrenalina y placer. Me dirigí hacía el fondo donde eran los bailes privados, le pregunté a la última chica si poamos ir arriba. Ella asintió con delicadeza. El cuarto era oscuro, con varios espejos y una luz rojiza tenue. Me saqué la ropa rápidamente, le saqué la bombacha y tuve un polvo pido. Enseguida la separación, la servilleta en el preservativo y mis gotas de transpiración acariciando mi cuerpo y secándose a la vez con el frío del aire acondicionado.
¿Te puedo preguntar algo?
–  Si, chico.
– Te pido que me seas sincera ¿Cómo estuvo?
– La verdad que mal no duró casi nad– dijo esbozando una leve sonrisa.
– ¡Muchas Gracias!
Enseguida la abracé y ella me miró con extrañeza.
– Es la primera vez en cuarenta días que alguien me dice que hice algo mal.
Toda está rutina de felicidad, todas las cosas bien, nadie me discute, nadie me corrige; es una sensación abrumadora. Terminé de decir eso y contemplé sus piernas desnudas en la penumbra de la habitación.
– Pareces un ángel.
– Soy el ángel de la muerterespondió haciendo clic con los dedos.
En ese momento, recordé todo. Estaba con la morocha en un hotel cuando mi señora tuvo el choque. Enseguida fui a buscarla y me accidenté en el camino. Todo este lugar es una especie de limbo infernal.
– Eso no fue lo que pasó, los recuerdos pueden ser engañosos. Te enteraste del accidente de tu mujer y en vez de ir a socorrerla, viniste conmigo y estuviste toda la noche. Después te peleaste con la gente del bar y te dieron un golpe en la cabeza.
Mi piel se estremeció y la vista se tornó borrosa, como podía haber hecho eso. Algunas veces uno puede parecer irreconocible frente al espejo. Un montón de puntos corpusculares me rodeaban mientras me sumergía en la oscuridad de la habitación y en el infierno de esos ojos verdes.
Desperté en mi cama abrumado, como si necesitara purgar algo. Haa tenido un sueño demasiado extraño. Mi señora había ido a llevar a los chicos a la escuela. En la mesa del comedor tenía presentado un abundante desayuno.

viernes, 21 de marzo de 2025

VIVA LA LIBERTAD de Pier Paolo Pasolini

Reproducimos este hermoso poema que nos envió nuestra amiga Marcela Fabiana Di Croce, integrante de SADE Berisso.

Si no se grita viva la libertad
Humildemente 
No se grita viva la libertad. 
Si no se grita viva la libertad
Riendo 
No se grita viva la libertad. 
Si no se grita viva la libertad
Con amor 
No se grita viva la libertad.

Vosotros, hijos de los hijos
Gritais con desprecio
Con rabia, con odio
Viva la libertad.
Por eso no gritáis
Viva la libertad.

sábado, 25 de enero de 2025

Soneto XVI: (El instante de nuestra vida), de Héctor Miguel Severino

Nuestro colega de SADE La Plata nos hace jugar en este potrero existencial:
Hallaron del viejo pajar la aguja 
que con tanto esmero nos intrigara, 
la ilusión de aquel corazón que
amara 
flotó en el aire como burbuja.

El tiempo dejó que el amor aduja 
fantasías que la mente desplegara. 
Se expusieron en gestos de su cara 
que las arrugas en la piel dibuja.

Los años, de cruel lapso finito 
impusieron un azaroso olvido, 
haciendo del futuro un grito,

al pasado vérselo en huida, 
y desde el presente, lo que ha sido 
pasarse en un instante la vida.
Del libro Potreros Existenciales

sábado, 18 de enero de 2025

FAROLITO, de Melany Denisse Bobbio

Solo me respondes con silencio
Con frialdad y crudeza
Los años te han vuelto duro
Misterioso y oscuro
como el fondo del mar

Necesito que me guíes en este laberinto
Una respuesta a tanta confusión
Me miras de lejos con tus ojos apagados
Con tu aire de arrogancia esparcida por todos lados

Me estremece el corazón
Me apoyo en tu delgado y maltrecho cuerpecito
Y no siento ningún tipo de afecto
No tienes brazos que acurruquen
Ni besos cálidos que amansen
No tienes alma que se compadezca de mí

Pero cuando cae el sol
Apareces con tu luz brillante
Iluminando mi noche abrumadora
Con tus pies firmes enraizados a cada hora
Anclando tu claridad en mi pobre soledad

Ahí estás, tan presente y tan ausente
Demasiado recto para mí dolor
Tu vida sin sentido nos encandila por las noches
Mi amado farolito no te enojes
Un poco de envidia siento hoy

Nada te mueve, nada te corrompe
Siempre al pie de cañón
Venga quien venga desde las sombras
No juzgas a nadie, tú alumbras
Y aunque, a veces, recibes golpes, sigues de pie

Hay días que quiero ser farol
Frío y distante como el acero
Cálido y brillante como su luz
Y a pesar que la vida me cueste tanto
Hacerle frente a la noche, quiero yo.
Melany Denisse Bobbio tiene 32 años. Nació en La Plata el 31/01/1992 y vive en Ensenada. 
Es actriz, Profesora de Teatro, escritora y Terapeuta Holística.
Alma Pura, fue su primer libro de poesías publicado por Vuelta a Casa
Sin Pelos en la lengua, su segundo libro versa sobre relatos para adultos y fue editado por Luxor.

domingo, 12 de enero de 2025

BRINDIS, de Juan Carlos Pirali

Nuestro amigo de Dolores, Prov. Buenos Aires comparte su buen augurio con nosotros

Grato ritual que confiesa
un augurio halagador,
sublime rezo de amor
en el altar de la mesa.
Canto de humana promesa
que exalta sanos valores,
sentimientos interiores
en eclosión de bonanza,
excelsa luz de esperanza
que alienta días mejores.
Brindis de paz y alegría,
prueba cabal del afecto,
y en universal dialecto
se hace música y poesía.
Símbolo de la empatía
y ofrecimiento seguro,
que estalla sincero y puro
en el cristal de la copa,
con un sueño que galopa
hacia un próspero futuro.

https://x.com/SadeEnsenada/status/1878515041990787520

domingo, 5 de enero de 2025

EL MAR, de Carlos P. Gómez

Nuestro apreciado sacerdote de Punta Lara nos regala este poema:

Escalamos la gran duna
De arenas viajeras como flechas
Y de pronto 
Apareció el mar
Con toda su belleza 
Y con toda su furia. 
Mi voz interior me decía 
"Enfréntalo".
La voz de mi fragilidad 
Rugía en cada ola
"No puedes" .
El que camina sobre las aguas 
Me dijo 
"Súbete a la barca
Y echa las redes"
De pronto,
Embarcado en el mundo mar
Con toda su furia 
Y con toda su belleza. 

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